Capítulo 2350
Capítulo 2350
Avance
Al ver cómo el Árbol de Conexión Espiritual se marchitaba ante sus propios ojos, Delgado cayó en la cuenta.
«¡Mi*rda! No puedo creer que esté drenando el poder del Árbol de Conexión Espiritual».
Por fin se le ocurrió que Jaime estaba intentando apropiarse de la fuerza del Árbol de Conexión Espiritual.
Después de todo, la energía del Árbol de Conexión Espiritual era mucho más potente que la que podría ofrecer cualquier Fruto de Conexión Espiritual.
«No, nunca conseguirá otro avance, ¡no bajo mi mandato!».
Delgado lanzó un grito tan ensordecedor que nubes de niebla negra emergieron y envolvieron su cuerpo. Un instante después, salió disparado en dirección al cráter.
A medida que avanzaba, las hojas caían desde lo alto y giraban a su alrededor, provocando chispas de luz. Sin embargo, nada pudo detener su avance en ese momento.
Alba, por su parte, se dio cuenta de lo que Delgado pretendía. Arriesgando su propia vida, empuñó la espada con firmeza y se lanzó hacia él. Los pétalos comenzaron a cabalgar la corriente de aire y cortaron su piel como un sable. Sin embargo, no dio muestras de retroceder.
Estaba decidida a ganar tiempo para Jaime, por efímero que fuera ese momento.
La espada que tenía en la mano se transformó en una serpiente espiritual y se abalanzó sobre Delgado.
Éste, sin embargo, ni siquiera se molestó en dedicarle una mirada.
—¡Hmph! Qué tonta insolente…
Con un movimiento de sus dedos, Alba fue lanzada lejos en la distancia como una cometa con un hilo roto.
No había ni la más mínima posibilidad de que consiguiera retener a Delgado ni siquiera una fracción de segundo, no con la enorme diferencia de fuerza que había entre los dos.
Muy pronto, Delgado llegó al cráter, sólo para descubrir que Jaime estaba sentado con las piernas cruzadas dentro y que su cuerpo irradiaba una luz dorada.
Con los ojos inyectados en sangre, clavó su mirada en Jaime y bramó:
—¡No dejaré que lo hagas! Têxt © NôvelDrama.Org.
Justo después de soltar esa amenaza, lanzó un golpe con la palma de la mano hacia el fondo del cráter. Una gigantesca huella de palma envuelta en niebla negra se materializó en el aire. Era tan enorme que podía cubrir toda la superficie del cráter.
La huella se acercaba y estaba a punto de alcanzar a Jaime en cualquier momento. De repente, Jaime abrió los ojos y emitió un rugido atronador.
Su cuerpo adquirió un color dorado y unas escamas doradas lo envolvieron de pies a cabeza.
Una espantosa ola de energía estalló de su interior y salió disparada por los aires.
Ante el estallido de ira de Jaime, la enorme palma de Delgado quedó destruida antes de desvanecerse en el aire.
Jaime se elevó con firmeza desde el fondo del cráter y flotó en el aire. Detrás de él, el Árbol de Conexión Espiritual, ya marchito, estalló en llamas.
En cuestión de segundos, el Árbol de Conexión Espiritual quedó reducido a cenizas. El árbol divino y antiguo había desaparecido...
Delgado se quedó boquiabierto mirando a Jaime colgado en el aire, con los ojos brillantes de sorpresa y asombro.
Era el que menos esperaba que Jaime superara su ataque con tanta facilidad.
En aquel momento, el semblante de Jaime era tan sombrío como la muerte. Una mirada de Jaime fue más que suficiente para que Delgado temblara como una hoja involuntariamente.
Tras la erupción de un aura aterradora dentro de Jaime, éste berreó y brilló con un tono dorado.
Delgado se quedó helado ante el aura abrumadora de Jaime, una que sólo podía ser liberada por un Dios de las Artes Marciales de Tercer Nivel. Nunca esperó que Jaime hubiera dado semejante salto cuántico, pasando de ser un Dios de las Artes Marciales de Primer Nivel en tan poco tiempo.
Antes de que pudiera reaccionar, el aura de Jaime comenzó a extenderse por el campo en todas direcciones.
El aura aterradora era tan intensa que hacía retroceder a Delgado una y otra vez. Al final, lo levantó del suelo y lo hizo volar.
Dadas las circunstancias, sabía que estaría acabado si Jaime seguía teniendo ventaja. Desatar su técnica definitiva era su única salida.
—¡Palma del Cielo Ardiente! —gritó.
Justo delante de él se solidificó una enorme cantidad de energía marcial, junto con columnas de furiosos infiernos que lo rodeaban.
Todo lo que Jaime hizo a continuación fue resoplar y blandir su mano contra Delgado.