Heredera divorciada Novela de Juliany Linares

Chapter 60



Chapter 60

El desvergonzado y su gemelo bueno.

Mientras ayudaba a Vincent a empacar sus cosas, le conté con lujos y detalles todos lo ocurrido en el juicio y la conversación con Rachel antes de que llegaran sus abogados. Le mencioné mis ligeras sospechas sobre Paul y él se quedó pensativo, sin dejar de doblar cada prenda.

– Voy a mover mis contactos, investigaré a Paul y los abogados, cualquier guardado que tengan lo voy a descubrir. Es importante que no le menciones esto a nadie, al menos hasta que obtenga resultados, ni siquiera a Leonardo, tenemos que asegurarnos antes de tomar medidas. – Vincent habló después de un largo rato y estuve de acuerdo con su plan.

Una amarga sensación se alojó en mi pecho y es que aún me costaba creer que Paul sea capaz de esto, ¿qué diablos quería lograr?

A estas alturas no confiaba en absolutamente nadie, ni siquiera en mi mejor amiga, ni siquiera he tenido tiempo para hablar con ella, o tal vez es que simplemente no quiero dirigirle la palabra.

– Mañana volvemos, quisiera reunirme con tus contactos y contigo, quiero seguir el caso de cerca.-le pedí terminando de guardar sus camisas muy bien dobladas y me dedicó una sonrisa genuina.

– Claro que sí, princesa, sea lo que sea en lo que Paul este involucrado lo vamos a descubrir, yo te ayudaré en todo. -asentí con mi cabeza y correspondi su sonrisa.

– Te lo agradezco.

Antes de que pudiéramos continuar con nuestra conversación, Maga tocó la puerta antes de hablar del otro lado..

– Niña Sarah, han llegado los Lancaster. -miré a la puerta, como si pudiera ver a través de ella y senti la mirada de Vincent en mi nuca.

Ya llegaron. ¿Tan rápido pasó el tiempo?

– ¿Los Lancaster? ¿Las brujas y el desvergonzado? – Vincent preguntó apenas escuchó a Maga y solté una risa divertida por como se refirió a algunos de los integrantes de esa familia,

– ¡Voy, Nana! -le grité a Maga que esperaba una respuesta de mi parte y me giré hacia Vincent, antes de responderle: -El desvergonzado y su gemelo bueno.

Me miró confundido y aproveché para salir de su habitación antes de que me bombardee con preguntas.

Maga estaba con Tristán afuera de su habitación. Antes de ir con Vincent le pedí que lo alistara para la visita de su padre y su tío, la vi sorprendida pero no preguntó nada, y ahora que veía su rostro asombrado, supe que ya se había dado cuenta de la existencia del gemelo de Alexander, RêAd lat𝙚St chapters at Novel(D)ra/ma.Org Only

– Niña Sarah, Tristán está listo y abajo la están esperando. -acaricié el suave cabello

de mi hijo y tome su mano para que caminara a mi lado.

– Gracias, Nana. Yo me encargo el resto de la noche, puedes tomarte el resto del día. – espere que Maga se fuera a su habitación y tomé una bocanada de aire antes de ponerme de cuchillas y hablarle a Tristán. -Hijo, estás muy guapo, ¿estás listo para conocer a tu tio? Es hermano de Alex, ¿y sabes? Se parecen mucho.

– ¿Es como tía Abby? —preguntó con su voz infantil, sus ojos mieles me miraban con curiosidad y sonreí al ver que lo había entendido, al menos a su manera.

-Sí, algo así. ¿Vamos?-su cabeza de movió efusivamente de arriba a abajo, respondiendo a mi pregunta y sin más, lo guié hasta la sala de estar dónde esperaban el par de hombres.

– ¡Ales! – apenas lo vio, ‘se soltó de mi mano para ir corriendo hasta él, pero para sorpresa de todos llegó hasta Alexis para abrazar sus piernas inmóviles en la silla de ruedas, este lo miro atónito y no hizo más que corresponder su abrazo pasando sus manos por su pequeña espalda. -Wow, ¿me llevas en tu silla? —su pregunta provocó la risa de Alexis y lo miré avergonzada, no esperaba que la presentación se saliera de control.

– Tristán, él es el tío Alexis. Y él es Alexander, tu papá. – lo tomé de la mano para que observara más allá de Alexis y cuando vio a Alexander, se quedó inmóvil mientras sus ojos iban de Alexander a Alexis, una y otra vez.

– Mamá, dos Ales. -la tierna voz de Tristán me hizo reír al mismo tiempo que el par de hombres frente a mí.

– Pequeño. -Alexander se acercó a su hijo y este no dejaba de mirarlos demostrando su confusión, pero a la final centró toda su atención en Alexander que estaba de cuclillas frente a él. –Él es mi hermano gemelo. A él le puedes decir tio, a mi dime papá.

No pude evitar sentirme conmovida por el constante esfuerzo se Alexander para que Tristán lo llamara papá y no Alex.

– Ales. Tio Ales. – Tristán señaló con su dedo a cada uno, como si no hubiese sido difícil diferenciarlos. Pude ver un poco de desilusión en el rostro de Alexander, porque seguía sin lograr que le dijeran papá. Pero, como si lo hubiese notado, Tristán rodeó su cuello antes de decirle: – Papá Ales.

Mi corazón dio un vuelco al ver aquella escena y noté que Alexander se quedó de piedra al escucharlo, incluso logré ver un brillo en sus ojos que hacía juego con su sonrisa de incredulidad.

Dejé que ellos disfrutaran su momento de padre e hijo y me acerqué a Alexis para disculparme por la acción de Tristán hace un momento y agradecerle que haya venido a conocerlo.

Después de decirme lo hermoso e inteligente que es Tristán, por fin se acercó a él para conocerlo e incluso lo subió a sus piernas para pasearlo en su silla.

Me sente junto a Alexander en el sofá, a una distancia considerable, pues aun teníamos una conversación pendiente que no podia esperar más.

— No ha salido tan mal después de todo. -dijo Alexander viendo a Tristán riéndose a carcajadas mientras lo paseaba de un lado a otro. Y ahora que lo pensaba, tenía razón,

ambos se estaban llevando muy bien. -He pensado en la mejor solución para todos. -dijo después de unos segundos.

Dejé de mirar a Tristán para poner toda mi atención en Alexander, no pensé que buscar una solución para algo tan importante, fuera tan rápido.

– ¿Qué tienes en mente? —pregunté sin tener la menor idea de la supuesta solución y si yo estaria de acuerdo.

– Seré yo quien vaya a París en representación de LC. —mis cejas se elevaron con sorpresa, en realidad no creí que fuera capaz de dejar su empresa para ir a Francia. De todos modos, sería solo un año, ¿y luego? Como si hubiese leido mi mente, terminó diciendo: – Voy a mudarme por tiempo indefinido.


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