Capítulo 177
Capítulo 177
ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 26. Una familia singular
Nahia estaba furiosa. La chica estaba demasiado cerca de Aaron, con los brazos alrededor de él y la cara pegada a su cuello. Tenía los ojos entrecerrados y una sonrisa de satisfacción en el rostro, y Nahia sintió que una rabia repentina y desbordante se apoderaba de su cuerpo. Quería agarrar una sartén por el mango… ¡literalmente!
-Dos preguntas -gruñó acercándose-. ¿Quién es la garrapata y por qué no te suelta?
Aaron le sonrió por encima del hombro de Diana y la muchachita se fue soltando como si de verdad fuera una pequeña garrapata. (1
Diana la miró de arriba abajo con una sonrisa, dándose cuenta de que Nahia estaba cada vez más enfadada y le enarcó una ceja a Aaron.
-¡Uy! ¡Tóxica y psicópata te la conseguiste! -rio dándole un codazo. (a)
-¿Psicópata yo? ¡Tú eres la que tiene un rifle en la mano! -exclamó Nahia.
-¡Exacto! ¡Y aun así tú eres la que me está provocando! ¡Esta no se quiere la vida! ¡Me encanta! -sonrió Diana emocionada y se acercó a Nahia extendiendo la mano-. OK, vamos a hacer la paz, bella. Soy Diana, y soy tan garrapata con Aaron como con el resto de sus hermanos porque son los niños de mis ojos… bueno menos el menor, está en una edad muy mala y todavía es muy hijo de put@. ¿Sabes que la semana pasada me echó mierd@ en los tacones…? -exclamó girándose hacia Aaron. 1
-¡Diana! -la regañó él abriéndole los ojos. 1
-Ya, ya, soy su prima sonrió la muchacha estrechando con fuerza la mano de Nahia-. ¡Y como si eso no fuera suficiente tengo mi propio amor lleno de conflictos por un imbécil que no me hace ni puto caso…! 7
Aaron se cubrió los ojos con una mano.
-¿Y ahora qué pinta Massimo en este entierro? -murmuró. 1.
-¡Pues que hablar de él me emputa bastante y como voy a ir a darle cuatro balazos al estúpido de Borisov, pues me viene bien el calentamiento! ¿¡Tú qué crees!? -rezongó Diana-. ¡Bueno, vamos a lo
nuestro!
Diana se alejó de ellos con una sonrisa de complicidad en la cara, y Nahia supo que iba a hacer algo más loco de lo que ya había hecho.
Miró a Aaron, que la observaba con una mezcla de ternura y preocupación que no pegaba nada con ese corpachón tatuado y manchado de sangre, y se acercó a él con un movimiento suave.
-¿Estás bien? -le preguntó conteniendo el aliento y Aaron se derritió.
-Sí, nena, claro que estoy bien…
¡Entonces ponte una camiseta que nadie más te tiene que andar mirando ya! -siseó dándole la espalda y caminando detrás de Diana. 4
Aaron apretó los labios aguantándose la risa. 2
-¡Dios, va a ser que sí me la busqué tóxica! -murmuró pero definitivamente obedeció. 1
Cuando tomó la mano de Nahia la sintió estremecerse, pero ella entrelazó los dedos con los suyos y juntos subieron al palco donde estaba Borisov.
Media docena de hombres armados hasta los dientes había sometido a otra media docena que al
parecer estaban desprevenidos, lo cierto era que quien controlaba ahora la situación era Katerina Orlenko. Nahia se quedó muda al verla, de ancianita nada, era una señorona, de las que te miraban feo y te hacías pipí. 2
Aaron abrazó a su abuela y Nahia sintió también aquellos cálidos a su alrededor.
-Lo hiciste muy bien, cariño -le dijo a Nahia y luego se giró hacia su nieto-. ¿Y tú? ¿Por qué no llamaste antes? ¡Casi me pierdo la mejor pelea de tu vida!
-Pero la grabaste -sonrió Aaron.
-¡Claro que sí! ¡Y abriré las apuestas apenas regrese a casa! ¡Tu madre y tus tíos se van a morir de la envidia! -exclamó Katerina-. Pero bueno, vamos a acabar con esto rápido. Dianita, hija ¿te encargas?
-Si abuela, aguántame aquí… -dijo pasándole el rifle y sacando una pistola para plantarse frente a
Borisov.
Katerina le pasó el rifle a Aaron y miró a la chiquilla con orgullo. 1
-Bestiecita, ¿qué era lo que no te quería dar el cabrón este? -preguntó.
-A mi guardaespaldas, y a la mujer y la niña que estaba protegiendo -sentenció Aaron acercándose-. ¿
Dónde están?
-Pues eso -repitió Diana-. ¿Dónde están?
Borisov apretó los dientes con impotencia viendo la cara feroz de la chiquilla.
-Tu padre no se habría metido en esto… él sabría separar lo personal de los negocios….
-Mi padre te mataría solo por perderse una pelea de la Bestia Orlenko -siseó Diana avanzando hacia él y apuntándole a un pie-. ¿Dónde están? 1
-Esta no es manera…
El disparo resonó en el club, pero mientras Nahia se cubrió la boca con las manos y Borisov gritaba porque le acababan de agujerear un pie, Diana parecía completamente impávida. 1
Le hizo una seña a los hombres, que ataron a Borisov a la silla de modo que no pudiera moverse.
-Déjame aclararte algo, Jürguen: tú no eres nadie, solo uno más entre los miles que aspiran a un poco de poder que mi padre y yo les damos -sentenció apuntando al otro pie-. Pero ese es todo. Si crees que no dependes de mí para sobrevivir… te equivocas.
El segundo disparo le agujereó el otro pie y el hombre gritó de dolor.
-Y que una cucaracha rastrera como tú -gruñó con rabia poniendo el cañón contra su mano-, se atreva a poner un dedo sobre mi familia y crea que yo lo voy a dejar pasar… bueno, ese es otro gran error. 1
El tercer disparo le hizo un hoyo y además de gritos le arrancó lágrimas al mafioso.
-Así que lo menos que puedo hacer cuando una cucaracha sin nombre como tú me desafía, es recordarle lo rápido que puedo aplastarlo, para que al resto de las cucarachas no se les ocurra equivocarse también -disparó de nuevo y Jürguen estaba temblando y moqueando-. Ahora sí, como diría mi tía Nina, ¡ya estás como Cristo crucificado! -La muchacha le puso la pistola en la frente y se inciinó sobre él-. Si mi padre estuviera aquí ya te habría matado, yo, por el contrario soy más racional, prefiero que seas un escarmiento vivo, pero eso dependerá de una respuesta muy simple. Aquí te va la pregunta y procura no equivocarte esta vez ¿de acuerdo? ¿Dónde están?
Borisov intentó balbucear y finalmente asintió con angustia.
-El… el sótano… están… el sótano.
Aaron salió corriendo hacia las escaleras y Nahia lo siguió apurada. La puerta del sótano tenía candado, pero Aaron la hizo saltar en un segundo de un balazo, porque todavía llevaba el rifle consigo y los dos se precipitaron dentro, dejando atrás la luz del club.
Un fuerte olor a humedad impregnaba todo el ambiente mientras tanteaban buscando un interruptor. Aaron bajaba primero y Nahia se sostenía de uno de sus hombros.
Finalmente Aaron encontró el interruptor y la luz se encendió.
Entonces, los dos se quedaron paralizados al ver la escena. Jared estaba amarrado en un rincón, herido y ensangrentado, pero a su lado estaban la mujer y la bebé, quienes no parecían estar heridas.
Aaron corrió hacia ellos para ver si estaban bien, se agachó junto a Jared para atenderlo mientras Nahia se aseguraba de que la bebé y su padre estuvieran sanas. La mujer tenía los ojos rojos por las lágrimas y en todo momento llamaba a Jared, pero además del shock del secuestro, todo lo demás parecía estar bien.
Los sacaron de allí lo más pronto posible y Katerina hizo que un médico revisara de inmediato la herida de Jared.
-¿Viajan con un médico especialista? -preguntó Nahia impresionada.
-La abuela es así – sonrió Diana-. Siempre lista para todo. Somos una familia singular y como equipo somos perfecto ¿Vedad, abuela? En fin, saquen al cerdo este -les ordenó a sus hombres-. Y hagan cofrer la voz de que Borisov ya no tiene el apoyo del Hellhound. Aceptamos candidatos que quieran ocupar su lugar.
Los hombres sacaron al mafioso y muy pronto Jared estuvo listo para que lo trasladaran.
-¿Y si se quedan conmigo? -preguntó Katerina-. A menos hasta que Jared se recupere, Ucrania es el mejor lugar, allá no se atreverán a acercárseles ni las moscas.
Aaron lo consultó rápidamente con Jared y con Veronika y los dos estuvieron de acuerdo en irse. Así que apenas empezó a amanecer cuando todos se subieron a los autos y se dirigieron al aeropuerto. Aaron y Nahia los despedirían, pero debían pasar al hotel por sus cosas antes de marcharse.
-Espera, párate aquí. Párate le pidió Nahia y Aaron se detuvo junto a una tienda.
-¿A dónde vas? -se asombró Aaron al verla bajar del auto y Diana se lanzó tras ella.
-A comprar algo, obvio, Bestiecita -replicó la muchacha-. Yo voy por cafés, ¿quieres algo? 1
Pero ni le dio tiempo a contestar, porque Diana corrió detrás de Nahia solo para encontrársela en la
sección de cocina de la tienda. 1
-¿No te puedes regresar a Inglaterra sin un sartén búlgaro? ¿Tan malos los hacen allá o tanto te gusta la cocina? -preguntó. 2
-Esto no es para cocinar, es para romperle la cabeza a tu primò -respondió Nahia mientras agarraba dos-. Es una vieja tradición familiar. 1
-¿Y funciona? -preguntó Diana con los ojos brillantes,
-¿Que sí funciona? ¡Dos generaciones de mujeres King garantizan su efectividad! -aseguró Nahia-. Solo hay que encontrar el correcto.
-¿Cómo el correcto?
-Sí, es que si pesa mucho lo dejas tonto de un sartenazo, pero si pesa poco no vas a lograr que te respete. Entonces tienes que encontrar el balance perfecto… ¡Este! -le entregó uno y Diana hizo un
swing como si fuera una raqueta-. ¡No, no, linda! Esto no es tenis, agárralo con las dos manos, como This content © Nôv/elDr(a)m/a.Org.
A
palo de golf. ¡Eso!
Diana sonrió animada.
-¡Me gusta! ¡Me llevo uno!
Las dos salieron de allí con sus sartenes Aaron hizo un puchero al darse cuenta del peligro en el que estaba su cabeza. 1
-¿En serio, nena? ¿La sartén? -murmuró.
-¡Tú te lo buscaste, Robocop! -lo amenazó Nahia. ¡Y más vale que no protestes, o si no te lo voy à lanzar, y encima te pediré que me lo traigas! 11