Capítulo 642
Capítulo 642
Ramón llegó al hospital una hora después.
Al entrar en la sala y ver a Antonia echando humo, frunció el ceño, -¿Por qué tanta prisa? Tengo muchas cosas que hacer en la empresa y tengo que volver más tarde a la reunión.
Antonia le entregó el informe y le dijo fríamente: -Este es el informe de paternidad de Leonardo y mío.
La expresión de la cara de Ramón se congeló, pasó la última página, y al ver la línea de
que no eran parientes, dijo enfadado: -¿Qué es esta tontería, si Leo no es tu hijo, de quién es?
o no es ty
Antonia rió fríamente, Y yo qué sé, Leo no se parece a mí desde pequeño, pero siempre se ha parecido a ti, Ramón, ¿dónde está mi hijo?
Cuando dijo la última frase, la expresión de Antonia se había vuelto un poco loca.
Ramón frunció el ceño y dijo fríamente: -¿Qué quieres decir? ¿Sospechas que te engaño?
¡Si no es así, demuéstramelo!
¡No te pases tanto! Qué
Ramón tiró con rabia el informe al suelo y dijo enfadado: ¡No te pases organización es, ¡voy a demandarles!
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Antonia le miró fríamente y le dijo: Tengo tu pelo, puedo averiguar si Leonardo y tú son parientes o no si consigo a alguien que haga una prueba. ¿Vas a decirme la verdad ahora o vas a esperar a que salga el informe y te echaré las pruebas a la cara? Content (C) Nôv/elDra/ma.Org.
En cuanto terminó de hablar, se hizo el silencio en la sala y el coraz… de Antonia se fue hundiendo poco a poco hasta el fondo.
Tiró las almohadas de la cama y las frutas de la mesa hacia Ramón como si estuviera loca, con la locura en los ojos.
—¡Ramón, mentiroso! ¡Me has mentido más de veinte años! ¿Dónde está mi hijo? ¿Adónde has llevado a mi hijo?
Pensando en cómo le habían mentido tantos años, Antonia se llenó de odio y quería asestarle puñaladas a Ramón de inmediato, ¡para que él también probara el dolor que en ese momento le
carcomía los huesos!
Ramón respiró hondo y lentamente dijo: -Antonia, escúchame.
Antonia se sećó las lágrimas, ¡Vale, quiero oír tu defensa!
Ramón se sentó en el borde de la cama y agachó la cabeza, sin atreverse a mirarla a los ojos.
Ramón dijo: -Ese año… Después de dar a luz, el bebé estaba normal al principio, peró media
hora después sufrió una parada cardiaca repentina y luego murió. Tú aún estabas en coma, y yo pensaba esperar a que tu cuerpo se recuperara para contarte la triste noticia, pero a la mañana siguiente, mamá se acercó de repente con un bebé en brazos y dijo que era el bebé de Paula…
Mamá dijo que Paula dejó al bebé en la puerta y luego desapareció… Miré al bebé, y dé repente se me ocurrió una idea: nuestro bebé murió, y Dios envió al bebé de Paula aquí en este momento, para que no tuvieras que lamentarte si lo hacía nuestro.
Antonia rió fríamente, pero las lágrimas resbalaron por las cofnisuras de sus ojos.
Ramón, ¿aún crees que hiciste por mi bien? ¡Qué cruel eres! ¡Me dejas criar al hijo de Paula Ramos como si fuera mío más de veinte años! ¿No me duele cuando sé la verdad?
Pensar que su hijo murió hace más de veinte años, y hasta ahora se enteró de ello, hacía que Antonia se sintiera patética.
-¡Lárgate! ¡Vete a la mierda! ¡No quiero verte!
Viendo que se emocionaba, Ramón se apresuró a decir: -Antonia, el médico ha dicho que no puedes emocionarte, ya hablaremos cuando estés mejor.
A Antonia le pareció ridículo, -¿De qué tenemos que hablar? ¡Vete a la mierda! ¡Nos divorciamos cuando salga del hospital!
Ella amaba a Ramón desde el principio, por eso, aunque sabía que él amaba a otra persona, se casó con él sin dudarlo, ¡y ahora descubrió que no merecía su sinceridad!